Ad astra per aspera
Las pinturas de la serie Ad astra per aspera emplean para la mímesis aquello mismo que la contradice. Los despintados y lijados, si bien revelan tanto el proceso de la pintura, como el que ésta es una superficie con espesor, destruyendo por tanto la representación mimética del espacio, contribuyen por otro lado a generar texturas que evocan, más que representan, las estrellas, las constelaciones, el polvo estelar. El título alude irónicamente a esto. Ad astra per aspera, se puede traducir como “a las estrellas a través de las dificultades” o “del sacrificio”, es tomado literalmente: “a las estrellas por lo áspero” es decir, por la textura. Y es que la imagen pictórica se va construyendo por ese constante proceso de pintado y despintado, de lijado y vuelto a pintar, que retiene las etapas de su creación y anticipa las marcas que el tiempo dejará en ella. Entre las influencias se cuentan las pinturas y dibujos de Vija Celmins y las fotografías de Thomas Ruff, pero la influencia primera fueron las celestografías de Strindberg. La serie se mostró en dos ocasiones, en ambos casos dialogando con distintos grupos de obras. La primera fue en la muestra Nocturno, en Zabaleta Lab (Buenos Aires, 2011), y la segunda fue Ad astra per aspera, en el Museo del diario La Capital (Rosario, 2012).
Daniel García